Vilém Flusser y la Matrioska informática

0. Presentación

Apenas estábamos comprendiendo la digitalización del mundo, la potencia creativa y destructiva de Internet, cuando llegaron las inteligencias artificiales generativas para arrasar. Podemos generar una novela gráfica, un ensayo con crítica social, o una campaña publicitaria de hamburguesas completa, con objetivos y planes, videos y carteles, sin guiones, diseñadores ni escritores, sin actores ni directores, sin la necesidad de ningún artista además de nosotros mismos. Pero vale la pena acotar: sin la necesidad de ningún otro artista en el presente.

¿Entonces podemos decir que las IA nos liberan de la carga del pasado? ¿Cuál pasado, a cambio de qué, cómo, y por supuesto, para qué? Estas preguntas tan simples no tienen respuesta clara. Lo cierto es que ni siquiera podemos decir qué son las IA. Tenemos definiciones matemáticas muy formales, pero quizás demasiado formales.

En última instancia, abstrayendo los detalles, una IA no es más que una función (o mapeo) tanto en el sentido matemático como en el sentido computacional: tiene un input y un output. Más aún, es una función estocástica que aproxima a otra función, la función "real", digamos.

No hay misterio, es muy simple. La complicación viene cuando lo aproximado es el estilo de Bukowski. Pausa por favor. ¿Qué es esa función, qué forma tiene y dónde está? Al menos su proyección definitivamente no es éter, vive en dispositivos electromagnéticos, en granjas de servidores, circula por los ríos binarios de Internet, es partícula, es electrón, ¿es materia? Es dato, y aunque halló su camino al mundo material, ya no es tan interesante su fisicalidad, esos detalles están resueltos técnicamente. Más bien nos interesan sus aspectos inmateriales.

1. Inmaterialidad

¿Qué es ser inmaterial? Es la primera pregunta que surge. Pero así como ya no nos interesa la física del dato, tampoco nos interesa la inmaterialidad del antirrealista ni del empirista radical. Nos interesa la inmaterialidad del mundo contemporáneo de información. Queremos pues delimitar el término inmaterialismo en nuestro entendimiento actual.

Si seguimos el camino trazado por Flusser, para llegar hasta allí, primero comenzamos por revisar lo qué entendemos hoy por materia, y con este término también otro intrínsecamente relacionado, el espíritu.

Materia es el objeto del espíritu que es sujeto de la primera, esto es, materia es aquello sobre lo que pensamos. Observa que es una definición dual donde ambos términos se definen mutuamente por su relación con el otro.

Estas categorías platónicas funcionan perfectamente en el mundo "analógico". Mesa, carreta, automóvil y estación espacial son indiscutiblemente materia.

¿Qué pasa con los celulares que tienen "aplicaciones" que procesan "datos" para tomar "decisiones" en nuestro nombre? ¿Qué es una "obra" de arte que únicamente "existe" como un "sitio" en Internet, u otra que es una "performance" realizada en Facebook con sus variados registros?

¿Acaso el proceso de estructuración del mundo no es un fenómeno espiritual del que podemos dar cuenta? Entonces el espíritu también es objeto del espíritu, por tanto se convierte en un cierto tipo de "cosa". Pero esto nos lleva necesariamente de vuelta al "espacio", lugar donde reside toda cosa.

La dualidad de las definiciones termina por manifestarse categóricamente, así que necesitamos buscar otra estrategia. Un primer acercamiento lo tenemos en el cruce de ambos conceptos. En términos de Lewis Caroll, creamos un "humérico" (de humeante y colérico).

Podemos confeccionar nuestro humérico poniendo más énfasis en alguno de los dos elementos de la dualidad:

  1. El énfasis en la materia nos lleva a pensar en la estructura y relaciones de los elementos en (que no acerca de) la materia. En esta categoría podemos acomodar a las máquinas en cuanto a su mecánica, de la palanca a las computadoras digitales.
  2. El énfasis en el espíritu nos habla de una capa quizás más superior donde las súper-estructuras se priorizan y la materia se ajusta sumisa. Las inteligencias artificiales y las telecomunicaciones caben muy bien aquí. Dejamos atrás a la mecánica en pos de los códigos.

Sin embargo, por más prometedoras (o divertidas) que parezcan, estas categorías tampoco son muy útiles:

¿Cuál es entonces la alternativa o estrategia conceptual más adecuada para conseguir una mejor ontología? Una segunda opción es la abstracción, y esa es la línea que explora Flusser.

2. Abstracción: simplificamos para dar forma

Dado que la dualidad materia-espíritu no permite mucha experimentación creamos entonces un nuevo término, más abstracto, más neutro, que permite formar o estructurar nuestras percepciones de la materia: el concepto de masa.

Así, materia, un concepto quizás demasiado filosófico, se traslada a otra capa o nivel conceptual en un movimiento de simplificación y neutralización. Masa es un concepto cuantificable, está relacionado con otros conceptos también cuantificables, y en conjunto conforman una estructura lógico-matemática.

Obviamente el concepto de materia también tiene estructura, es decir, guarda una relación coherente con otros conceptos. De hecho, en el esquema anterior proponemos algunos ejemplos. Hay también en esta imagen una innegable distinción entre los conceptos representados en rojo y los representados en azul. Los últimos son de orden puramente metafísico, mientras que los rojos tienen un carácter empírico claramente definido.

El contrapunto no es meramente retórico ni casual. Estas meta-relaciones o meta-categorías, es decir, espacios conceptuales estructurando variantes empíricas e intensionales de una misma idea, se pueden elaborar para prácticamente todo. Por lo tanto, son (o deben ser) objeto de estudio y pertenecen al ámbito central de una teoría de la información, y por tanto de la informática o ciencias de la computación.

3. Nuestra Mamushka de la materia

En un proceso de abstracción, donde nos trasladamos de las intensiones a las extensiones (con un movimiento previo de estructuración de intenciones en intensiones), la materia, a través de la idea de masa, queda estructurada en capas como una muñeca rusa:

La precisión de los términos usados por Flusser no es tan relevante como la estructura que revela la metáfora: organizamos nuestro Universo perceptible en capas según el tamaño métrico de sus estructuras.

Estas capas conceptuales, derivadas de nuestros modelos geométricos del Universo, observan una relación concreta y específica, la capa superior contiene y (re)estructura a la inferior. Las estructuras matéricas astronómicas son meta-estructuras moleculares, que son meta-estructuras atómicas, que son meta-estructuras nucleares, que son... y aquí es donde comienzan los problemas tanto físicos como metafísicos.

4. El vórtice de las partículas subatómicas

Según Flusser, en la interacción de las matrioskas nuclear y particular ocurre un fenómeno espiritual bastante curioso: materia y espíritu parecen invertirse conceptualmente.

Intermediadas por la forma y el contenido, las estructuras matéricas dejan de ser tales para transmutarse en estructuras energéticas poco probables, esto al nivel más directo de la percepción, lo más intrínseco de la materia. Por la otra parte, las estructuras espirituales se convierten en otras estructuras abstractas llamadas informaciones, a un nivel semiótico y fenomenológico posterior, donde se da la interpretación.

En esta historia podemos identificar al menos dos fenómenos informacionales de interés. Por una parte, hay una ontología conceptual precisa que coincide con el desarrollo de nuestro conocimiento empírico del Universo. Pero también hay un desarrollo en el universo puramente conceptual, donde a partir de un juego de dualidades y trascendencias emergen nuevas nociones y significados, como las de información y complejidad.

Vamos a hacer un paréntesis en la narrativa de Flusser para transitar por dos perspectivas más: la transdisciplinar y compleja de Basarab Nicolescu, y la geométrica de Alessio Moretti.

5. Capas de realidad y dualidad por todas partes

Las partículas subatómicas parecieran ser entonces un bardo (en el sentido budista) donde el concepto de materia se fusiona con otras estructuras más abstractas. Más aún, es un portal entre dos dimensiones discursivas, dimensiones categorizadas por el grado de abstracción de sus contenidos.

Flusser no es de hecho el único que resalta este fenómeno. Con la mirada dirigida hacia la transdisciplina, Basarab Nicolescu hace un ejercicio introspectivo de la física y la ciencia. Para Nicolescu, el Universo macro de Einstein y Newton es claramente distinto en sustancia al Universo micro de la física cuántica. Los avances y descubrimientos de la física en las escalas menores a las atómicas desafían por completo la estructuración del mundo que tenemos para la realidad macroscópica.

El edificio completo de la física funciona siempre a través relaciones de simetría y equilibrio, desde el principio fundamental de conservación de la energía. En el Universo cuántico estas relaciones se preceden por otras más fundamentales y más abstractas, tan abstractas que incluso desafían nociones muy arraigadas de nuestra percepción como la dirección irreversible del tiempo o la propia causalidad.

Esta disrupción no puede pasar desapercibida, así como tampoco la abundancia y proliferación de relaciones binarias fundamentales de oposición, simetría, equilibrio, etc. Un palo siempre tiene dos extremos, y en el mundo de las ideas, los extremos se pueden encontrar, las diferencias se pueden reconciliar.

La unión de los extremos o polaridades no ocurre en el mismo nivel de realidad, la síntesis o compuesto necesariamente habita una capa de realidad diferente donde los opuestos pueden reconciliarse. De la misma forma, la síntesis también encuentra su otro extremo en esta nueva capa, conformando una realidad total compuesta, compleja y multidimensional.

Este fenómeno se puede identificar, nos dice Nicolescu, al menos en dos escalas. Una macro donde se produce una dialéctica Hegeliana, y otra micro en la estructura de cualquier narrativa lógica que permita la posibilidad de un tercero incluido.

La diferencia clave entre ambas escalas es el tiempo. En una dialéctica el fenómeno sucede en el tiempo, es trascendente. El tercero incluido ya está allí, no es un fenómeno temporal, es inmanente.

6. Oposición: lógica con geometría

Si las relaciones de oposición se encuentran en el núcleo de los procesos espirituales, entonces son también objeto de la información y la informática. La teoría geométrica de las oposiciones de Alessio Moretti propone un análisis primordialmente geométrico de las oposiciones lógicas, esto en contraste con otros enfoques más comunes como el algebraico, por ejemplo.

Un enfoque geométrico para la lógica no es del todo nuevo. Moretti lo rastrea al inicio de la construcción del edificio lógico: la lógica de Aristóteles.

En la lógica de Aristóteles podemos categorizar a las proposiciones según su grado o modo de universalidad, y en conjunto con sus respectivas negaciones nos dan cuatro categorías. Las posibles relaciones son necesariamente de oposición, pues el juego cuaternario contiene tanto duales, como complementarios, como negaciones. Hay en este cuadro tres posibles oposiciones: contradicción, contrariedad (esta puede dividirse también en contrarios y subcontrarios) y subalternancia (o implicación).

El cuadro de Aristóteles no posee aún carácter ni vocación dialéctica, habrá que esperar un poco. En el siglo XX Robert Blanché indaga las estructuras algebraicas de las nuevas familias de lógicas. Aquí, emerge una estructura "escondida":

En este ejemplo extendemos el cuadro aristotélico a un hexágono lógico. Los nuevos elementos arriba y abajo muestran dos posibles formas de unir los opuestos de su eje a través de la disyunción y la conjunción, conceptos duales, por cierto. Este ejemplo está inscrito en la lógica aristotélica, pero la estructura relacional aplica tanto para otras familias de lógicas modernas como para otras estructuras matemáticas.

Moretti no se detiene ahí y propone un marco de trabajo completo para describir y analizar las geometrías emergentes de estas relaciones de oposición y de síntesis.

Partiendo de la idea del hexágono, Moretti estudia diversas formas de extender dinamicamente las estructuras base (hay otras estructuras como dodecahedros, estelaciones, etc.). Al agregar posibles intermedios, desde uno a muchos, extendemos los cuadros y hexágonos a retículas multidimensionales. Y en un acto como en la Matrioska de Flusser, comienzan a emerger meta-estructuras que contienen a las anteriores.

Además del estudio formal de las estructuras lógicas, Moretti hace también un ejercicio historiográfico del papel de la geometría en el pensamiento occidental, así como el corazón mismo de la oposición lógica: el tercero excluido.

Pero incluso antes del tercero excluido está el concepto de la no contradicción. Simplemente no puede existir una noción clásica de lógica sin una noción de no contradicción. ¿Cómo comprobamos este hecho? Sin más, Aristóteles se remite al Elenchos: fieles al método socrático, en una discusión acerca de la lógica, aceptar una lógica con contradicción se mostraría absurdo. Algo más trascendente que la lógica es necesario para justificar sus fundamentos, y por lo tanto los fundamentos de nuestro pensamiento científico.

Este problema de trascendencia se repite en otros escenarios, como Descartes demostrando su propia subjetividad, con Kant y sus esquemas trascendentales, o Popper y sus meta-principios de cientificalidad. Aparecen o se presuponen siempre capas de realidad y trascendencia de opuestos conceptuales. Uno de los argumentos de Moretti a favor de la geometría como una teoría fundacional que precede a la lógica, y no al revés como se considera en el pensamiento moderno.

7. El final del cuento

Regresando a Flusser, una definición de inmaterialismo se puede articular así:

[...] un juego deliberado con las partículas, tal que puedan adquirir formas improbables, que puedan convertirse en informaciones, usando la estrategia de la computación.

Aquí termina el ensayo de Flusser y aquí es de donde partimos nosotros. Partimos desde esas informaciones con estrategias computacionales, pero también desde la realidad compleja de Nicolescu y las geometrías oposicionales de Moretti. Las preguntas son directas: ¿cómo construimos y estructuramos nociones filosóficas de información, informática y computación? Más allá de las definiciones matemáticas, buscamos en sus relaciones conceptuales subyacentes o emergentes por igual.

8. Matrioska: prolegómenos de una teoría de la información

Explorar y construir con estas ideas requiere un acercamiento bien enfocado que nos permita transitar sanamente por todos estos espacios conceptuales. Para esto, proponemos, al menos, los siguientes enfoques fundacionales:

Más conceptos comienzan a ser relevantes. Por una parte, en lo conexionista, relacional y semiótico se percibe la cercanía de nociones como la de diagrama, esquema y arquetipo. En el otro extremo, las nociones de poshistoria, complejidad y feminismo nos acercan a las de proceso, multidimensional, no-jerárquico y no-binario, es decir, ideas que conllevan un traslado metafórico de la recta al plano, o de lo dirigido a lo radial o cíclico.

9. Cierre

Podemos esquematizar de manera simple el trayecto conceptual hacia la información:

La idea de materia se estructura matemáticamente a través del concepto de masa, e indirectamente adquiere sentido a través del concepto de información. Este esquema lineal es descripción histórica, pero también puede ser ontología y estructura.

Si sumamos las perspectivas multidimensional y oposicional, tenemos un esquema más completo, de cuyas relaciones conceptuales emerge una dialéctica.

El objetivo de Matrioska es explorar estas meta-relaciones conceptuales. Orbitar por una parte nociones filosóficas de información y computación, y por otra parte nociones informacionales de oposición, dialéctica y complejidad. Adentrarnos en el juego dialéctico de inversiones, síntesis y complementos conceptuales para obtener de ahí estructura, y por tanto categoría.

Nuestro presente está inmerso en un proceso cultural de disolución paulatina de estructuras jerárquicas, proceso que tendrá que darse con cautela, sobre todo en lo técnico. Las propias IA son ejemplo del enfoque conexionista que abandona al paradigma deductivo y jerárquico anterior. Pero hay también indicios del fenómeno dentro de las matemáticas, en el álgebra y la teoría de categorías.

Un acercamiento geométrico abre por tanto una dimensión pragmática de la información. Como en el caso de la física, el desarrollo de las ideas posteriores a la modernidad van mano a mano con una contraparte de vocación empírica.

Quizás en un nuevo acto de la matrioska podamos dar un giro. Pero este giro es decisión. ¿Queremos desarrollos informáticos para librarnos de un "pasado tortuoso" y dejar que la dialéctica absurda de sobreproducción y desperdicio alcance su destino, o bien, queremos emplear esa experiencia para acercarnos aún más a la cultura, para acercarnos? Curiosamente, en mi opinión, estas preguntas tan ambiguas sí tienen respuesta clara.

Referencias

  1. Flusser, Vilém. Immaterialism. 1987 (original). Disponible en línea: http://www.flusserbrasil.com/arte72.pdf.
  2. Nicolescu, Basarab. La transdisciplinariedad: Manifiesto. 1996. Disponible en línea: https://www.academia.edu/download/47112609/LA_TRANSDISCIPLINARIEDAD_Basarab_Nicolescu.pdf.
  3. Moretti, Alessio. The geometry of logical opposition, Ph.D. Thesis. 2009. Disponible en línea: https://www.academia.edu/11372480/The_Geometry_of_Logical_Opposition.

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